Curioso lugar en el que aunque su nombre indique castillo y monasterio, agustiniano y franciscano, dejó de serlo con la desamortización de 1835. Fue con la compra en 1911 por parte de Eduard Toda, un diplomático y escritor de Reus, cuando tomó un nuevo rumbo convirtiéndose en una vivienda señorial, para el y para su madre, edificada sobre los restos.
Es pues esto lo que encontramos, una curiosa mezcla que merece la visita, tanto por ella misma, por sus senderos y vegetación, y como por las vistas de la costa Dorada.